No he actualizado el
blog en mucho tiempo, sorry for that. No voy a excusarme. Pero hoy, sábado a la
noche, no saldré hasta tener algo medianamente decente para publicar.
Quizás no salga.
Como muchos de los “english teacher” que vivimos en Hanoi, trabajo los
Domingos! Y por la mañana.
Primero para
responder a la pregunta ¿Sol, dónde estás? Por donde andás? Les comento que sigo en Hanoi.
Y cada vez que me
aventuro a un viaje o recorrido por Vietnam, a los pocos días me siento
sumamente aliviada por el hecho de que al día siguiente iba a volver a casa
(quizás la última vez este sentimiento estaba un tanto mezclado con el alivio
de que mi acompañante seguía viaje y no volvía a Hanoi…Luego de compartir casi
5 días con alguien, que no cierra la puerta cuando va al baño, que luego de
medianoche, y estando yo dormida, o intentándolo, decide tener
multiconferencias en Skype…y la lista sigue… Claro después de mas de un año de
viajar sola, esto fue todo un experimento!).
Mis románticas ideas de hablar el idioma, integrarme, ser uno mas y sobretodo no transformarme en el típico “expat” de Hanoi, se han evaporado. No es que me moleste el cartel de expat, bueno algo sí me molesta, por sus connotaciones coloniales y barbáricas. Pero aunque mis intenciones son buenas, es cierto que vivo con expats, salgo y como con expats y la mayoría de las veces en expats restaurants y bares. Adoro el café local, pero también mi Latte!
Hay muchas
clasificaciones de expats…pero ciertamente estos días he agregado una nueva a
mi lista. Y esta categoría la terminé de definir el Jueves pasado, en Café 129,
un pequeño espacio de comida vietnamita pero con un menú variado de comidas
occidentales que se ha transformado en unos de mis favoritos spots. Voy sola
allí. Almuerzo temprano (11am)
y antes de ir a la clase de francés, o volver a la escuela por otras dos horas
de clases. Generalmente no hay gente. Pero este último jueves, un chico de 21
añitos, canadiense, y dado que hablaba español decidió hacer toda una
presentación de su vida, proyectos y objetivos de vida. Y casi al finalizar su
exposición agrega, “yo quiero vivir en un
país donde realmente pueda comunicarme y hacer amigos. Aquí en Vietnam he hecho
todo lo que debía…hablo algo del idioma, TENGO UNA NOVIA VIETNAMITA Y PASEO CON
AMIGOS VIETNAMITAS, pero igualmente…”. Y ahí terminé de comprender…como si
existiera un manual para los chicos que vienen a vivir a Vietnam: tienes que
tener una novia vietnamita. Y si no habla mucho inglés mejor. Podrás aprender
mas deprisa la lengua local, si es que te interesa comunicarte… Sí, suena a
“check”. Eso lo hice, Sí, ese lugar lo visité. Sí, tomé algunas fotos para
mostrar de que estuve ahí, ha…y también salí con una chica local y compré
muchas artesanías y productos locales.
Tampoco
me cuestiono esto severamente. He decidido dejar que las cosas fluyan, de esta
manera, y poco a poco me he llenado de memorias y experiencias, encantadoras
algunas, simples y complejas otras, no necesariamente trascendentales, pero que
se conectan, y sobretodo me conectan a mí con este lugar y su gente.
The
traffic jam por las mañanas (y por las tardes. Y a todas horas). El lugar donde
me caí por primera vez con la moto. La zona de Hanoi que no pienso volver nunca
más (sin embargo vuelvo una y otra vez), el mercado, los mercados, fiel al
estilo vietnamita, no me bajo de la moto para comprar las frutas, o los huevos
o los vegetales. El cableado de Hanoi. Mis estudiantes. Trang. Las escaleras de todas sus casas. The
Choco-Pies que Rim me hizo probar un día, diría que son Vietnam´s National
Snack. Los bollos de Papa-Rotti que Marina sugirió que probara, y a los cuales
me hice adicta. La señora del Bia Hoi in the Old Quarters que todos ignoran
porque no está precisamente en la esquina donde todos se amontan. Las
degustaciones de vino de los Viernes. El reggae. Mi café favorito. El bar donde
me tomó de la mano. Los policías corriendo detrás de mí para decirme que por
allí no puedo correr. Son los mismos policías que a veces de mejor humor me
invitan a cenar, a compartir su arroz. Las señoras en pijamas haciendo tai chi
y caminando en la plaza LeNin y en los alrededores del Mauseleo de Ho Chi Min. Los amigos y los que dejaron
de serlo. Los amigos que se fueron pero siguen siendo amigos. Cuando corro y
llego a la calle Thanh Nien, que se encuentra entre dos lagos, disfruto de esa
sensación de satisfacción y frescura, porque la corriente de viento allí es
realmente un bálsamo luego de 40 minutos de correr con una temperatura que ya
está por encima de los 30°.
Mientras
escribo esta lista, me doy cuenta de que existe en realidad una respuesta a la
pregunta que muchos de los que por accidente nos hemos establecido en Hanoi nos
hacemos habitualmente: Porqué estoy en Hanoi? Qué me retiene aquí? Porqué no
estuve en el cumpleaños de mi hermanita? Porqué no estuve al lado de ella
cuando necesitó consuelo y muchos abrazos porque alguien le rompió el corazón?
Quizás si vuelvo mi mamá me hable de nuevo.
La
conexión de momentos y de memorias es lo suficientemente importante que me hace
llamar Home a Hanoi. Y todavía me queda un largo camino que transitar.
Las próximas entradas serán sobre esos momentos. El momento o la foto del día. Sobre ello he estado trabajando, así que espero lo disfruten.
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