sábado, 21 de abril de 2012

Café 129

Hola!!!

No he actualizado el blog en mucho tiempo, sorry for that. No voy a excusarme. Pero hoy, sábado a la noche, no saldré hasta tener algo medianamente decente para publicar.

Quizás no salga. Como muchos de los “english teacher” que vivimos en Hanoi, trabajo los Domingos! Y por la mañana.

Primero para responder a la pregunta ¿Sol, dónde estás? Por donde andás? Les comento que sigo en Hanoi.

Y cada vez que me aventuro a un viaje o recorrido por Vietnam, a los pocos días me siento sumamente aliviada por el hecho de que al día siguiente iba a volver a casa (quizás la última vez este sentimiento estaba un tanto mezclado con el alivio de que mi acompañante seguía viaje y no volvía a Hanoi…Luego de compartir casi 5 días con alguien, que no cierra la puerta cuando va al baño, que luego de medianoche, y estando yo dormida, o intentándolo, decide tener multiconferencias en Skype…y la lista sigue… Claro después de mas de un año de viajar sola, esto fue todo un experimento!).

 Que quiera volver a casa esto no significa que me haya integrada a la comunidad vietnamita. He llegado a entender y admitir que ello es prácticamente imposible. Para los vietnamitas, está claro donde encajo aquí: no lo hago. Las diferencias entre nosotros son tan claras como mi culo grande que tanto les llama la atención a mis pequeños estudiantes (he tenido que llamarles la atención muchas veces porque les divierte usar mi cola de bolsa de boxeo!).
En Vietnam, soy, y siempre seré, un "tay", que significa "occidental".
Mis románticas ideas de hablar el idioma, integrarme, ser uno mas y sobretodo no transformarme en el típico “expat” de Hanoi, se han evaporado. No es que me moleste el cartel de expat, bueno algo sí me molesta, por sus connotaciones coloniales y barbáricas. Pero aunque mis intenciones son buenas,  es cierto que vivo con expats, salgo y como con expats y la mayoría de las veces en expats restaurants y bares. Adoro el café local, pero también mi Latte!

Hay muchas clasificaciones de expats…pero ciertamente estos días he agregado una nueva a mi lista. Y esta categoría la terminé de definir el Jueves pasado, en Café 129, un pequeño espacio de comida vietnamita pero con un menú variado de comidas occidentales que se ha transformado en unos de mis favoritos spots. Voy sola allí. Almuerzo temprano (11am) y antes de ir a la clase de francés, o volver a la escuela por otras dos horas de clases. Generalmente no hay gente. Pero este último jueves, un chico de 21 añitos, canadiense, y dado que hablaba español decidió hacer toda una presentación de su vida, proyectos y objetivos de vida. Y casi al finalizar su exposición agrega, “yo quiero vivir en un país donde realmente pueda comunicarme y hacer amigos. Aquí en Vietnam he hecho todo lo que debía…hablo algo del idioma, TENGO UNA NOVIA VIETNAMITA Y PASEO CON AMIGOS VIETNAMITAS, pero igualmente…”. Y ahí terminé de comprender…como si existiera un manual para los chicos que vienen a vivir a Vietnam: tienes que tener una novia vietnamita. Y si no habla mucho inglés mejor. Podrás aprender mas deprisa la lengua local, si es que te interesa comunicarte… Sí, suena a “check”. Eso lo hice, Sí, ese lugar lo visité. Sí, tomé algunas fotos para mostrar de que estuve ahí, ha…y también salí con una chica local y compré muchas artesanías y productos locales.

 Claro, en esa categoría de expats yo no me encuentro. Pero también me he dado cuenta que ya no hago muchos esfuerzos por relacionarme mas con locales. Dejé de aprender vietnamese para aprender francés!

Tampoco me cuestiono esto severamente. He decidido dejar que las cosas fluyan, de esta manera, y poco a poco me he llenado de memorias y experiencias, encantadoras algunas, simples y complejas otras, no necesariamente trascendentales, pero que se conectan, y sobretodo me conectan a mí con este lugar y su gente.

The traffic jam por las mañanas (y por las tardes. Y a todas horas). El lugar donde me caí por primera vez con la moto. La zona de Hanoi que no pienso volver nunca más (sin embargo vuelvo una y otra vez), el mercado, los mercados, fiel al estilo vietnamita, no me bajo de la moto para comprar las frutas, o los huevos o los vegetales. El cableado de Hanoi.  Mis estudiantes. Trang. Las escaleras de todas sus casas. The Choco-Pies que Rim me hizo probar un día, diría que son Vietnam´s National Snack. Los bollos de Papa-Rotti que Marina sugirió que probara, y a los cuales me hice adicta. La señora del Bia Hoi in the Old Quarters que todos ignoran porque no está precisamente en la esquina donde todos se amontan. Las degustaciones de vino de los Viernes. El reggae. Mi café favorito. El bar donde me tomó de la mano. Los policías corriendo detrás de mí para decirme que por allí no puedo correr. Son los mismos policías que a veces de mejor humor me invitan a cenar, a compartir su arroz. Las señoras en pijamas haciendo tai chi y caminando en la plaza LeNin y en los alrededores del Mauseleo  de Ho Chi Min. Los amigos y los que dejaron de serlo. Los amigos que se fueron pero siguen siendo amigos. Cuando corro y llego a la calle Thanh Nien, que se encuentra entre dos lagos, disfruto de esa sensación de satisfacción y frescura, porque la corriente de viento allí es realmente un bálsamo luego de 40 minutos de correr con una temperatura que ya está por encima de los 30°.

Mientras escribo esta lista, me doy cuenta de que existe en realidad una respuesta a la pregunta que muchos de los que por accidente nos hemos establecido en Hanoi nos hacemos habitualmente: Porqué estoy en Hanoi? Qué me retiene aquí? Porqué no estuve en el cumpleaños de mi hermanita? Porqué no estuve al lado de ella cuando necesitó consuelo y muchos abrazos porque alguien le rompió el corazón? Quizás si vuelvo mi mamá me hable de nuevo.

La conexión de momentos y de memorias es lo suficientemente importante que me hace llamar Home a Hanoi. Y todavía me queda un largo camino que transitar.

Las próximas entradas serán sobre esos momentos. El momento o la foto del día. Sobre ello he estado trabajando, así que espero lo disfruten.

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