martes, 20 de diciembre de 2011

Hoy hace un año...

Hace un año hoy, escribí esto.
Lo leo por primera vez, un año después.




Hoy, fue mi último día de trabajo. Este relato debería quizás comenzarlo de una forma distinta, pero las palabras que necesito escupir son esas: hoy fue mi último día de trabajo.


Hace once años ingresé a trabajar a una Empresa. Era pequeña. Apenas 20 años. Me recibí de Abogada unos meses después que ingresé. Fui una joven abogada también. Fui joven en muchas cosas. Mi primer trabajo lo tuve a los 12 años (ó antes quizás?). Lo generé yo misma, era maestra particular! Mi primera vez fue a (…no es necesario comentar esto). Me fui a vivir sola a los 17 años con mi mejor amiga que después de algunos años dejó de serlo. Todavía la extraño. La amaba. Todavía lo hago. Y la necesito. Perdí a mi papá muy joven también, él se quitó la vida cuando yo tenía 13 años. También en Diciembre. Tuve algunas parejas inestables y otras muy estables. Hoy, a quienes con más estima recuerdo son G y L. Sigo queriéndolos. Pero es que yo soy así, quiero o no quiero a la gente. Y cuando te quise creo que lo haré para toda la vida. Pero siempre supe que mi trabajo allí no iba a ser para toda la vida. Imaginé este día de mil formas.


Imaginé que dejaría el Banco porque tendría un estudio jurídico ubicado en un hermoso y moderno edificio de la ciudad de La Plata (ciudad en la que vivo, Provincia de Buenos Aires), de 100 metros de superficie, con dos empleados. Eso sí, siempre rodeada de hombres. No se porqué siempre genero vínculos mas genuinos con ellos. Será porque ellos lo son? Pensaba que estaría atendiendo asuntos tan importantes que ya no tendría tiempo para dedicarle al Banco y por supuesto no necesitaría el ingreso mensual.


Imaginé que de otra empresa me llamaban por mis excelentes condiciones en la administración de carteras judiciales conflictivas y mis relaciones a nivel país. Ofrecían más que el Banco y mayores oportunidades.


Imaginé que el Banco necesitaría contratarme como mandataria externa en Entre Ríos, mi provincia natal. Y yo aceptaba.


Imaginé que vivía en una hermosa casa, prácticamente retirada en el campo, con numerosa cantidad de hamacas, y yo tenía una bebé hermosa y entonces me dedicaba solamente a escribir. Ya no necesitaba el banco, había encontrado un príncipe, y yo me había convertido en su princesa.


Imaginé tantas situaciones. Hasta que ganaba la lotería. Pero ninguno de todos esos escenarios se da hoy.


No tengo un mega estudio (hace unos días recibí un mail de un abogado, cuya dirección de mail decía “mega estudio” y me causo mucha gracia, por lo que adopté esta palabra). Por el contrario, el último año no tomé nuevos casos.  No encontré un príncipe azul, y nada que tenga que ver con ese escenario. No tengo un trabajo esperándome ni en el ámbito privado ni el público.


Yo dejé mi trabajo. Se preguntarán como sucedió, cómo es que tomé esa decisión, cuando, porqué y sobretodo, porque esto pregunta todo el mundo “¿Estas segura?”


Bien puedo contar toda la historia, y es muy larga, o puedo sintetizarlo en lo siguiente: “porque quiero”. Y creo que esa minúscula frase es potente, es comprensiva de tanto y me representa en este momento.


Otro dato, luego de hablar con una querida amiga por su cumpleaños, quien espero me visite en estos días, puse a enfriar un delicioso vino, de corte, Cabernet-Merlot-Malbec, “Petit El Cairo”, suena importante, por lo que luego continuaré ensayando la explicación prometida, y también tengo que ensayar mi discurso de despedida, y también el mail que remitiré a los estudios con los que he trabajado. Tanta gente de quien despedirme, tantos a los que agradecer. ¿Por qué será que uno en estos momentos recuerda a la gente que tiene y quiere agradecer? Sin duda hay muchos a los que querría decirle una serie de improperios, pero no, HOY estoy en PAZ.-


Después de un año siento la necesidad de continuar con esta pequeña reflexión.


No me despedí de nadie, ni armé un mail de despedida. Esa amiga nunca me visitó, aún así estoy feliz de que haya sido parte de mi vida.
No sólo han transcurridos 365 días, o sí, pero cada día de este año ha contado. Quiero creer que no solo he acumulado estampas en mi pasaporte y puesto un mundo de distancia. Mi cabello ha crecido tanto que disfruto trenzarlo. Confieso que algunas canas más han asomado. He perdido finalmente muchos de esos kilos que tanto daño emocional me hicieron pero que cumplieron su objetivo forzando el cambio. Mi terapeuta diría que ido perdiendo capas, la coraza se ha descarnado y ello me ha permitido acercarme más a la gente. Celebro esa vulnerabilidad que me permite ser parte de situaciones increíbles y nuevas realidades.
Hablo inglés finalmente, lo que me permitirá comenzar a trabajar en un lugar y ambiente completamente desconocido para mí. Y no tengo dudas que esos niños me darán mucho más a mí que yo a ellos.


Hoy es una de invierno aquí en Cat Ba (Halong Bay, Vietnam), se ha puesto el sol y las luces de los barcos de la bahía comienzan a encenderse. El invierno aquí no es del tipo que requiere un hogar a leña y chocolate caliente. Por el contrario, un café helado es justo lo que me acompaña ésta tarde (Intento dejar el café y la carne). Pero ha refrescado lo suficiente para necesitar un abrigo. Por momento escenas de “Indochine” (1992, francesa) vuelven a mi memoria. Especialmente Jean Baptiste y Camile!


No pretendo hacer un recuento de este último año, por el contrario, solo disfruto de las sensaciones y los recuerdos que la lectura de “Mi último día de trabajo” provocan. Y sin comprender muy bien, observo mi entorno y si bien reconozco no pertenecer, deseo involucrarme. Observar esta sociedad que vio de todo, azotada por imperios, engañada por las promesas del libre mercado y capitalismo, frustrada por el comunismo, hoy es una sociedad joven, descarada y enérgica.


Ha… soy yo quien escribe, por lo que yo decido el giro de la historia. Y ésta es mi historia hoy. Mi realidad se ve desbordada por su entorno, y el foco de atención cambia constantemente. Creo que sonrío mucho más.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario